La Inteligencia Artificial (IA) y su influencia en el ejercicio de la profesión de la Abogacía. Riesgos derivados de su mal uso.
- Pena Rey
- 17 sept
- 3 Min. de lectura
Una Inteligencia Artificial en la actualidad no puede sustituir a un profesional como es el abogado.

No existe a día de hoy un solo plano o aspecto de la vida diaria, tanto social como laboral, que no se vea afectado por la llegada de la Inteligencia Artificial. Desde recetas de cocina, a distancias entre puntos geográficos o teléfonos de contacto, predictivos de series/películas o “cómo se hace”; no hay nada que la IA no pueda resolver. O al menos así lo piensan sus usuarios.
La IA, si bien resulta una herramienta cómoda y rápida para dar respuesta a cuestiones superfluas, no podemos entender bajo ningún concepto que la misma es superior a un profesional cualificado (en cualquier rama laboral). De igual manera que no podemos pedir asesoramiento médico en internet, no podemos pedir asesoramiento jurídico a la Inteligencia Artificial.
Para muestra, un botón: pudiera uno pensar que, si bien no puede dar respuestas a una demanda, si puede colaborar en nuestro trabajo en, por ejemplo, búsqueda de jurisprudencia que acompañe y de peso a nuestro argumentario. Pues lejos de lo pensado, debemos poner atención a ello, pues no es la primera vez que la IA facilita sentencias inexistentes, mal nombradas, con incorrecto Juzgado del que derivan o incorrecto número o fecha; y ya no solo incorrecto si no que, en ocasiones, inexistentes o falsas. Además de ello, también debemos prestar atención al ordenamiento jurídico del que extrae la respuesta la IA, puesto que tampoco es la primera vez que, a una consulta sobre determinado delito penal, esta extrae la respuesta del Código Penal chileno, colombiano, etc.
Recordemos el caso de un letrado americano que, en 2023, utilizó la IA para la redacción de un escrito y la inventiva del mismo fue tan obvia que de ello se hizo eco The New York Times y contra el mismo se solicitaban sanciones por mala praxis. Igual caso ha ocurrido recientemente en Utah (EEUU) donde un Letrado ha sido sancionado por presentar un documento ante el Tribunal plagado de citas falsas generadas por ChatGPT.
Es decir, si un Letrado formado con la experiencia profesional que se le espera, incurre en graves errores de este tipo, que no harán los clientes, quienes desconocen las cuestiones más puras del Derecho.
Por tanto, la IA no puede sustituir completamente a un Abogado en ejercicio. Considerar que el planteamiento de este es erróneo porque un chat nos lo dice es, además de perjudicial para nuestra propia defensa y una pérdida de tiempo, un despropósito jurídico absoluto.
En resumidas cuentas, si bien la Inteligencia Artificial ha resultado ser una buena herramienta capaz de dar soluciones rápidas (y sencillas) a cuestiones propias del día a día, no podemos entender que la misma tenga la misma capacidad de resolución que un profesional; no podemos esperar que un chat resuelva de la misma manera que un Letrado colegiado una demanda, una denuncia o una querella, o plantee un escrito, o de respuesta a un requerimiento y mucho menos que sustituya al mismo en el procedimiento en su valoración de la prueba, conclusiones, etc. No ha llegado todavía un programa artificial que resuelva las dudas más personales y especificas con la misma exactitud que una persona, quien atiende a cuestiones tanto objetivas como subjetivas a la hora de defender cada caso en particular.
Una Inteligencia Artificial en la actualidad no puede sustituir a un profesional como es el abogado.




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